Una de las celebraciones más importantes y memorables de mi niñez en México fue el 6 de enero, la Epifanía del Señor. Claro que en ese tiempo yo ni siquiera sabía cómo se le llamaba. Todo lo que yo sabía era que, en la noche del 5 de enero, yo corría por todo el pueblo de casa en casa de mis abuelitos, padrinos, tíos y tías, y claro, en la casa de mis padres, y dejaba un zapato para que los Santos Reyes vinieran y se acordaran de dejarme un regalo. Era el Día de los Reyes, el día más feliz para cualquier niño que solo recibía juguetes una vez al año. Aún hoy en día, puedo cerrar mis ojos y verme a mí mismo, a mis hermanos, a mis hermanas, y a cada niño de mi pueblo corriendo para arriba y para abajo de la calle con nuestros juguetes nuevos.
Desde que puedo recordar, ha sido la tradición en la cual a la medianoche del 6 de enero, los Reyes Magos quienes le trajeron regalos a Jesús el día de su nacimiento hace 2,000 años vienen a visitar a todos los niños del pueblo, dejando regalos también. Por la noche del 5 de enero, hay una procesión donde tres hombres montados en caballos se visten como los tres Reyes Magos. Esta procesión va por alrededor del pueblo entero y termina en la parroquia con una celebración solemne de la Eucaristía. Cuando era niño a mi solo me importaba celebrar la Epifanía del Señor para recibir juguetes. Todavía no comprendía su importancia teológica. Ya como adulto, ahora sé que esta celebración significa mucho más que regalos, hombres vestidos como Reyes Magos, y la procesión por el pueblo.
Ahora sé que, hace 2,000 años, Dios se manifestó entrando en la familia humana, acercándose a nosotros por medio de Jesús. La Encarnación y el Nacimiento de Jesús cambiaron por completo el curso de la historia humana, y la visita de los Reyes Magos a la Sagrada Familia tienen muchas lecciones para enseñarnos. Primero que nada nos recuerda que todas las naciones están llamadas a venir y adorar a Jesús. Sabemos por las Sagradas Escrituras que los Reyes Magos vinieron de diferentes naciones. Esto nos enseña que todas las naciones del mundo y la gente de esas naciones necesitamos estar unidos y no peleando unos con otros. Jesús es el único que puede unir a todas las naciones de la tierra, el único que puede reconciliar a las personas unas con otras y traer la sanación. Él es la respuesta a todas nuestras preguntas y a todos los problemas de la sociedad.
La Escritura también nos dice que los Reyes Magos seguían una estrella, pero cometieron el error de ir al palacio de Herodes donde reinaba un rey terrenal, en vez de continuar siguiendo la estrella hasta el nacimiento donde los esperaba el rey del universo. Su desvió al palacio de Herodes causó una tragedia. Herodes se llenó de envidia, celos, y miedo con la idea de que otro rey nacería en su reino. Mandó a los Magos que le reportaran cuando encontraran al rey recién nacido. Al ver que los Magos no regresaron a reportarle nada, Herodes intentó eliminar la amenaza a su corona ordenándole a sus soldados matar a muchos niños inocentes. Esto nos enseña que tenemos que mantener nuestros ojos siempre fijos en las cosas del cielo y no en las terrenales porque las cosas del cielo nos llevan a Jesús y las de la tierra nos pueden alejar de Él.
Esta es la razón por la que aquellos hombres sabios estaban maravillados de encontrar a Jesús en un pesebre y le ofrecieron regalos de oro para el rey, incienso para Dios y mirra para el Cristo. El reconocimiento de los Magos de Jesús como Dios y los regalos que le trajeron nos enseñan que debemos ofrecerle a Jesús todo lo que tenemos en reconocimiento de que todo lo que somos y tenemos proviene de Él. Este año ha sido un año muy difícil para mucha gente, muchos están sufriendo los efectos físicos, emocionales, mentales, y económicos de la pandemia y es una gran oportunidad para ofrecerles nuestros regalos de amabilidad, amor y ayuda.
Por estas y muchas otras razones, el Día de los Reyes es una de mis festividades favoritas de nuestra fe católica. Sus celebraciones tradicionales me dieron mucha felicidad cuando era niño y ahora, ya como adulto, sus lecciones espirituales son una fuente de agua viva en mi vida de fe.
Imagen: Los Tres Reyes Magos, Francisco Y. Ferrar Hernández; CC-BY-NC-ND-2.0.